Tratado de Maastricht, nombre por
el que es más conocido el Tratado de la Unión Europea, aprobado en Maastricht
(Países Bajos) los días 9 y 10 de diciembre de 1991, por el Consejo Europeo,
esto es, por la cumbre de los doce jefes de Estado y de gobierno de la
Comunidad Europea la cual, en virtud del mismo, se transformó en la Unión
Europea (UE) el 1 de noviembre de 1993, que fue firmado definitivamente el 7 de
febrero de 1992 en la misma ciudad.
El Tratado estableció una política
exterior y otra monetaria comunes, y proyectó la creación de un banco central
para el año 1999. En general, reflejó la intención de la Unión Europea de
ampliar la escala de la Unión Económica y Monetaria (UEM) y de iniciar una
seria consideración sobre unas políticas comunes de defensa, de ciudadanía y de
protección del medio ambiente. En cualquier caso, antes de que fuera plenamente
efectivo, el Tratado hubo de ser ratificado por todos los estados miembros.
El Tratado de Maastricht representa
un gran desarrollo y, a la vez, una modificación del Tratado de Roma, en lo que
se refiere a la estructura organizativa de la Unión Europea; su aprobación
originó numerosos conflictos económicos y políticos dentro de cada uno de los
estados de la Unión Europea así como en su relación entre ellos. Algunos países
se mostraron muy poco dispuestos a renunciar al control nacional de sus
respectivas políticas monetarias, en especial Dinamarca y el Reino Unido, en
1992. Como consecuencia, se reconsideraron los objetivos más ambiciosos del
Tratado y se amplió la fecha límite para la unión monetaria.
Por el Tratado de Amsterdam, aprobado por el Consejo Europeo
en junio de 1997, firmado el 2 de octubre de ese año y ratificado por cada
Estado miembro, se modificó el de Maastricht en el sentido de alteración de la
estructura política de la UE, debido a la futura ampliación prevista para otros
países. El 1 de mayo de 1999, el Tratado de Maastricht fue definitivamente
sustituido por el de Amsterdam, que entró en vigor en esa fecha.